Gobierno de Estrada Palma

estrada palma y su gabineteEstrada Palma prestó mucha atención a las obras públicas, a las cuestiones sanitarias y al desarrollo de las vías de comunicación. La enseñanza continuó en la misma forma que durante el gobierno del General Wood, pero se redujeron primero, y se suprimieron después, las sumas destinadas a la construcción de escuelas. El Gobierno administraba con economía y los presupuestos nacionales fueron bajos. En general, la vida independiente de la nación cubana comenzó a desarrollarse bajo los mejores auspicios, en un ambiente de modestia, sencillez y virtud. No obstante, don Tomás Estrada Palma tuvo una fuerte oposición en el Congreso y en la opinión pública. El Presidente hizo uso varias veces del derecho del veto, que la Constitución le otorgaba. El 6 de enero de 1904, vetó una ley estableciendo la Lotería, lo cual le creó muchos opositores.

Gabinete de Tomás Estrada Palma
Secretariado Secretario Fecha de nombramiento
Presidencia Jorge Alfredo Belt Muñoz 20 de mayo de 1902
Estado y Justicia Carlos de Zaldo Beurmann
Carlos Ortiz Coffigny
Juan Francisco O´Farrill Chappotín
20 de mayo de 1902
16 de agosto de 1904
6 de marzo de 1905
Gobernación Eduardo Yero Beduén
Fernando Freyre de Andrade
20 de mayo de 1902
6 de marzo de 1905
Obras Públicas Manuel Luciano Díaz Sosa
Rafael Montalvo Morales
20 de mayo de 1902
6 de marzo de 1906
Instrucción Pública Eduardo Yero Beduén
Leopoldo Cancio Luna
Eduardo Yero Beduén
Fernando Freyre de Andrade
Manuel Francisco Lamar del Portillo
20 de mayo de 1902
1 de diciembre de 1902
6 de marzo de 1905
7 de marzo de 1905
13 de enero de 1906
Hacienda José María García Montes
Juan Rius Rivera
Ernesto Fonts Sterling
Juan Rius Rivera
20 de mayo de 1902
6 de marzo de 1905
Agricultura Emilio Terry Dorticós
Manuel Díaz Sosa
Rafael Montalvo Morales
Gabriel Casuso Roque
20 de mayo de 1902
30 de agosto de 1902
7 de marzo de 1905
20 de agosto de 1905

 

Revolución de Agosto

Domingo Méndez Capote, presidente del Senado y jefe del Partido Moderado, fue quien decidiera al gobernante Tomás Estrada Palma la repetición de su candidatura en 1905. Surgió el coactivo Gabinete de Combate en imposición del reeleccionismo, y en público desacuerdo con la continuidad palatina de Don Tomás renuncia la vicepresidencia Luis Estévez Romero ante el Senado de la República, el día 31 de mayo de 1905.

Integraron el famoso Gabinete de Combate debutado en 1905 los generales Freyre de Andrade -Gobernación-; Rafael Montalvo, –Obras Públicas-; Juan Rius Rivera, -Hacienda-, completándolo Ernesto Castro Lajonchere, -Agricultura-; Juan Francisco O’Farrill, -Estado-; Eduardo Yero Buduén. -Instrucción Pública-y Jorge Alfredo Belt, Secretario de la Presidencia.

El asesinato del coronel y legislador Enrique Villuendas, por oponerse a una amañada designación de las Juntas de Escrutinios, en Cienfuegos y la renuncia del gobernador villareño José Miguel Gómez, en protesta de ese crimen, abonaron los caminos preparatorios del alzamiento ocurrido en Vueltabajo. La reelección del presidente Estrada Palma, por el Partido Moderado, frente al retraimiento del candidato del liberalismo José Miguel Gómez determinaron el estallido de la Revolución de Agosto acordada en importante reunión celebrada en el bufete del representante Pelayo García Santiago. En represalias a esa determinación el Gabinete de Combate cesantea treintidos alcaldes liberales y al gobernador interino de Las Villas coronel Nicolás Alberdi Golzarri reprimiendo la guardia rural del comandante Próspero Pérez Bonacbea los turbulentos sucesos protagonizados en Vueltas por los coroneles Orestes Ferrara y Carlos Mendieta. Incendiaron el Ayuntamiento de esa localidad y uniéronse a los sediciosos con el alcalde liberal Manuel Herrada.

Inicia la rebelión en Hato de las Vegas la partida que allí congrega el coronel Pino Guerra el día 19 de agosto de 1906. Cortando el rabo a sus caballos y suscribiendo una Acta Revolucionaría que en unión de Pino Guerra suscribieron los hermanos Páez Bravet, Leandro González Alcorta y los sacerdotes Miret y González Arocha, comienza la Revolución de Agosto y la formación de un Ejército Constitucional que confiere altos grados en campaña.

Cobra pujanza la revuelta agostina con la incorporación de los grupos armados por los generales mambises Tello Sánchez, Quintín Banderas, Loynáz del Castillo, Carlos Dubois y los no menos activos de los coroneles Pino Guerra, Carlos Guás. Orestes Ferrara, Carlos Mendieta, Baldomero Acosta, Ernesto Asbert. Dionisio Arencibia, Julián Betancourt, Manuel J. Delgado. Roberto Méndez Peñate, José Lara Miret, Severiano García y los del comandante y capitan libertador Mariano Robau y Generoso Campos Marquetti.

No participaron en el alzamiento por ser capturados con el píe en el estribo los generales José Miguel Gómez, Carlos García Vélez, Chucho Monteagudo. Demetrio Castillo Duany y los políticos liberales Juan Gualberto Gómez, Pelayo García, José A. Malberty y Manuel Lazo.

Los sediciosos derrotaron la Guardia Rural del general Alejandro Rodríguez en las peleadoras acciones de Babiney y Wajay, campeadas por el brigadier Enrique Loynáz del Castillo, distinguiéndose en el asedio y rendición de Arroyo Arenas la partida rebelde del general Quintín Banderas, falleciendo en su campamento de Sagua de Tánamo el alzado brigadier mambí Carlos Dubois.

Agobiado y enfermo refugiase en la finca Torrens el rebelde Quintín Banderas, superviviente de tres guerras independentistas.

Gestiona un salvoconducto en abandono del país que niégale el presidente Estrada Palma y en la noche del 22 de agosto de 1906 los soldados del capitán Ignacio Delgado sorprendieron su escondite de la finca «El Garro» y le machetearon, sin darle oportunidad de ripostar la cobarde agresión. El cadáver del heroico mambí fue exhibido como trofeo de guerra en el Campamento de Columbia y se le enterró en la fosa común, impidiendo las autoridades el acompañamiento de su entierro y los honores militares correspondientes a su jerarquía de General de División del Ejercito Libertador.

Niégase el presidente Don Tomás a negociar la paz con los alzados, sí estos previamente no deponían su belicosa postura. Negativa respuesta de los sediciosos exaspera al tozudo gobernante y en fallida liquidación del revolucionario movimiento reclama por la vía de la Enmienda Platt la ayuda militar de los Estados Unidos, sin previo conocimiento y autorización del Congreso de la República de Cuba, en la siguiente nota de la Secretaria de Estado:

“La rebelión ha tomado incremento en las provincias de Santa Clara, Habana y Pinar del Río, y el Gobierno cubano carece de elementos para hacerle frente y para defender a los pueblos e impedir que los rebeldes destruyan la propiedad. El presidente Estrada Palma pide la Intervención americana y ruega que el presidente Roosevelt envíe a la Habana, con la mayor reserva y rapidez, dos mil a tres mil hombres para evitar una catástrofe en la capital. La intervención que se pide no debe ser conocida del público hasta que las tropas americanas estén en la Habana.

La situación es grave y cualquier demora puede producir una matanza de ciudadanos en la Habana”. (Fdo).–JUAN F. O’FARRIL, Secretario de Estado. La Habana, 12 de septiembre de 1906.

Cumpliendo secretas órdenes del presidente Tomás Estrada Palma, el Secretario de Estado hizo entrega de la transcripta Nota al cónsul de los Estados Unidos Mr. Frank Steinhart, quien de inmediato trasládala al conocimiento y resolución del State Department. En respuesta a lo confidencialmente urgido por el ofuscado gobernante cubano, el americano Teodoro Roosevelt nombra una Comisión de Paz integrada por el Secretario de Guerra y el Sub-secretario de Estado, William Howard Taft y Robert E. Bacon, llegados al puerto de la Habana a bordo del crucero «Des Moines» el 19 de septiembre de 1906. En el día siguiente arribaron los acorazados Denver, Cleveland, Tacoma, Newark., Louisiana y New Yersey, sin desembarcar la tripulación.

Ciento veinte marinos acampados frente a Palacio fueron reembarcados por órdenes superiores violando esa disposición el siguiente:

Bando Militar

Las tropas de marina de los Estados Unidos que han sido desembarcadas con la bandera americana es sólo para proteger las vidas y propiedades de los ciudadanos americanos en la cercanía de Cienfuegos. Muchos han sido los saqueos, las amenazas y las exigencias, y muchos bienes y valores pertenecientes a ciudadanos americanos han sido usurpados.

Cualquier agresión a la propiedad americana o cualquier acto hostil o amenazas a las fuerzas americanas que han sido enviadas a proteger a sus ciudadanos y a sus propiedades, y cuya misión es la paz, podría ser sólo considerado como acto de guerra en contra de la bandera americana.

Atentamente, WILLIAM F. FULLMAN, Comandante de la Marina Americana.

En ningún momento la tripulación de los acorazados norteamericanos llegados a Cuba usaron la fuerza en batida de los alzados liberales, como urgiera el presidente Estrada Palma en su Nota-Interventora tramitada por el Canciller isleño. Chasqueado quedaría el Presidente que aceptó la interventora Enmienda Platt en su estreno gobernante de 1902 instando a su aplicación en contra de los sediciosos de 1906. Los americanos gestionaron por la vía persuasiva el cese de la revolución de agosto sin hacer uso de armas represivas. Hablaba el lenguaje de la diplomacia y enmudecía el violento de los cañones y fusiles.

Nuevamente visitaron palacio los pacifistas comisionados William H. Taft y Robert E. Bacon, en baldía gestión armónica. Hicieron conocer al ofuscado Don Tomás las bases en que fundamentaban una decorosa solución y fueron rechazadas por el soberbio presidente, enfatizando, “Que dimitiría el poder antes de resignarlo en los elementos sublevados contra su gobierno”. Hasta ahí llegaba la ceguera del austero gobernante que en 1902 estrenara la República y en su gobierno hizo valer el educacional slogan de “Mas maestros que Soldados”. En la borrascosa conferencia a manera de formulismo, Estrada Palma remitió a los Comisionados a una entrevista con el jefe de los moderados Domingo Méndez Capote y después con el rector senatorial Ricardo Dolz Arango en ulterior tratamiento de la cuestión mediadora, lo que hubo de realizarse con negativo resultado.

Sin objeciones aceptaron los miembros del Comité Revolucionario que dirigía Alfredo Zayas Alfonso las Bases de paz redactadas por los mediadores americanos y recogidas en el siguiente:

Plan de los Comisionados

  • Renuncia del Vicepresidente de la República, todos los Senadores y Representantes, Gobernadores y Consejeros Provinciales electos en diciembre de 1905.
  • Deposición de las armas por parte de los insurrectos al firmarse el pacto y presentarse las renuncias.
  • Crearse por una Ley especial una comisión formada por tres letrados elegidos por el Partido Liberal, y uno por el Presidente de los Estados Unidos, para redactar ciertas leyes.
  • Modificar elecciones el día 1ro de enero de 1907, de acuerdo con la Ley Electoral que dicha Comisión redactase.

(Fdos).-William Howard Taft y Robert E. Bacon.

Pese a no incluirse en las precedentes Bases la renuncia del preidente Tomás Estrada Palma, cuya reelección sin adversarios generará el alzamiento, fueron aceptadas por los apoderados de la Revolución de Agosto, nutrida de armados liberales. Si bien los sediciosos quemaron cañaverales de propiedad estadounidense y amenazaron destruir centrales azucareros, en intencionada provocación de un arribo interventor que en Washington venia gestionando el agente de los rebeldes José Agustín Castellanos, en puridad de verdad histórica, la mayor culpa de la pérdida de la Primera República corresponde al gobernante Tomás Estrada Palma. Prefirió hundir la nave del Estado antes de negociar un acuerdo honorable con los insurgentes adversarios. Abroquelado en un desmesurado yoismo y sufriendo el complejo de una interferida autoridad, obstinarse en la dimisión palatina al serle presentadas conciliantes Bases por los Comisionados Americanos enviados por el presidente Teddy Roosevelt.

La indeclinada postura de Don Tomás obliga al gobernante americano a enviarle la siguiente carta en evitación de una ominosa ejercitación de la Enmienda Platt urgida por el mandatario isleño.

«Encarecidamente le ruego que sacrifique sus propios sentimientos ante el altar del bienestar de su país, y acceda a la petición de Mr. Taft, de que usted continúe en la Presidencia el tiempo a su juicio necesario para que se establezca el nuevo Gobierno temporal bajo el cual sea posible llevar a cabo las negociaciones para la paz. Yo envié a Cuba a Mr. Taft y Mr. Bacon, en virtud de los repetidos telegramas de usted manifestando que renunciaría; que tal determinación era irrevocable y que no podía continuar más tiempo en el Gobierno.

Es evidente que bajo las presentes circunstancias, no puede subsistir el Gobierno de usted, y que la tentativa de mantenerlo o de dictar los términos indicados por usted, respecto al nuevo gobierno, no significarían otra cosa que el desastre y quizá la ruina de Cuba.

Bajo su Gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba república independiente. Yo le confieso, en bien de su propia fama de justo, que no debe insistir en conducirse como hoy lo hace, porque la responsabilidad del fallecimiento de la República, si tal cosa llegase a suceder, podría recaer sobre sus hombros.

Le suplico, pues, que proceda de manera que aparezca que usted, al menos, se ha sacrificado por su país, y que, cuando deje su cargo, deje a su país todavía libre. Entonces no sería usted responsable de los desastres que más tarde pudieran desgraciadamente acaecer a Cuba; y había usted llenado su misión como un caballero y un patriota, procediendo en ese asunto de acuerdo con las indicaciones de Mr. Taft.»

«Encarecidamente le ruego que así lo haga».

Theodore Roosevelt,
Presidente de los Estados Unidos.

Apenaba a sensatos cubanos la lección de patriotismo y política que el gobernante americano Theodore Roosevelt diera en esa memorable carta al soberbio presidente isleño aferrado a la incongruente decisión de renunciar el poder antes de negociar un acuerdo juicioso y armónico con los alzados liberales pronunciados contra el régimen continuista.

Renuncia de Don Tomás

Lejos de cumplir Estrada Palma lo que patrióticamente le había sugerido Roosevelt, decide abandonar el poder en una inconsulta resolución que sorprendió a la ciudadanía.

Al renunciar a la presidencia buscó instalarse en Matanzas. Taft le ofreció uno de sus acorazados para que hiciera el viaje pero Estrada Palma lo rechazó y partió en tren. En Matanzas el general Pedro Betancourt le buscó alojamiento.

Pasó varios meses en Matanzas hasta que decidió radicarse en La Punta, cerca de Bayamo, en la finca que heredó de su familia. La propiedad era una ruina tras 40 años de abandono, la mayor parte de los cuales permaneció embargada por el gobierno español, y se encontraba ocupada por varios campesinos que lo disfrutan por lotes a título de dueños.

Vivió el ex presidente en una casa de paredes de tabla y techo de guano hasta que logró construir una pequeña vivienda de tejas en lo alto de una loma. Quizo poner a producir la finca, dedicarla a la ganadería y para ello vendió su propiedad en Central Valley pero no le fue bien como ganadero, debiendo vender sus reses a bajo precio y en plazos cuyos pagos no siempre se cumplían.

El propietario de The New York Herald se le ofrece para recaudar en Estados Unidos dinero en su nombre; otros hacen gestiones para que Charles Magoon le ofrezca apoyo, pero Estrada Palma se niega a ser auxiliado en forma alguna.

A finales del año de 1908 se encuentra muy enfermo y débil. Logran llevarlo a Manzanillo y después a Santiago de Cuba. Se aloja en la residencia de Francisco Antúnez, en Segarra 17. Los médicos logran sacarlo de la gravedad, pero son incapaces de vencer su mal estado de ánimo. Apenas sale de la cama y sobreviene la pulmonía. Muere el 4 de noviembre. Fue su deseo expreso que lo inhumaran en Santa Ifigenia, cerca de la tumba de José Martí.

FUENTE:

Cuba Libre, Mario Riera Hernández

Historia Elemental de Cuba, Ramiro Guerra.

Estrada Palma, EcuRed

Historia de Cuba en EcuRed

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